Sonido por fricción

Finalizado

Fecha

24 de noviembre de 2022

Local

La Nave

Horario

De 19.30 a 22 h. 

Inauguración de El sueño de Frankenstein, de Coco Guzmán
Performance Espacio Oscuro, Cuarto Seguro, de Álvaro del Fresno, Daniel Florez, Mamadou Lamine Barry, Mara Sannia y Ros Del Olmo
Live - Sesión sonora Emoción no deseada, de Akibeel

Como parte de Miedo, amor y revolución, comisariado por Inés Plasencia en colaboración con Magui Dávila, programadora de la dimensión sonora y performativa de esta sesión. 

Como culminación de los ciclos  de encuentros participativos Los nombres del miedo (2021) y Miedo, amor y revolución (2022), en este evento presentamos  la intervención El Sueño de Frankenstein de Coco Guzmán en el espacio de Intermediae, diseñada dialogando con planteamientos y emociones de los talleres compartidos con Alaa Satir, Laia Abril, y Maria Fernanda Ampuero en los meses recientes del programa. 

En palabras de Coco Guzmán, artista que investiga sobre historias liminales con las que interviene a menudo en espacios insospechados, de tránsito, este Frankenstein, monstruo agente del miedo que se niega a ser normal, asume contraatacar a la sociedad que lo violenta. Es un monstruo creado, como en la novela, por distintos trozos de cuerpos, por mis memorias, por los detalles que se cuelan en las historias y parecen insignificantes hasta que no lo son, por canciones, lecturas de novelas de terror y teoría trans*/cuir, por cosas que simplemente me gusta dibujar sin saber porqué. 

Este monstruo alimentado por las conversaciones y las prácticas que han tenido lugar durante el desarrollo del programa, se  acompaña con la programación de una propuesta performativa realizada por artistas que han participado de este espacio,  Espacio Oscuro, Cuarto Seguro, y el live Emoción no deseada del artista y productor musical Akibeel. Todo ello en una sesión en la que emergerá la dimensión sonora del miedo, culminando el trabajo realizado a lo largo del programa.

Sonido por fricción

Más allá de los discursos, de la palabra hablada o escrita, en el sonido y la música se articula una relación diferente entre el cuerpo y el tiempo, entre nuestras experiencias y las compartidas. La fricción se presenta en esta sesión desde la perspectiva de cómo un cuerpo puede ser afectado por un cuerpo sónico. Bajo la reverberación de frecuencias sonoras (más o menos abstractas) se manifiestan estados físicos y mentales movilizados por el sonido que pueden llegar a ser empáticos o traumáticos, evocando emociones y produciendo significado.

La fricción surge desde la mezcla de música, los procesos de choque en la escucha, y también de las fricciones de las historias. Entre las cosas no dichas aparecen formas políticas del sonido que hablan de forma material sobre las historias sociales, las experiencias vitales y las formas de habitar el mundo. En un patrón rítmico se puede entender desde la relevancia ancestral de las narraciones sonoras, hasta la violencia de las apropiaciones, de las que pueden nacer formas emancipatorias en su capacidad de resistencia frente a los cánones históricos y la determinación del género musical.

Desde múltiples perspectivas, la performatividad del ritmo es un lenguaje que dialoga con un cuerpo y un público en donde el terror también habla en tonos de acceso, segregación e inclusión. Se abren debates políticos en los que una dimensión sonora del miedo emerge como estrategia relacional de lxs cuerpxs afectadxs por el ruido.


PROGRAMA:

Espacio Oscuro, Cuarto Seguro. 20 h.
Dirigida por Álvaro del Fresno y Daniel Florez en colaboración con Mamadou Lamine Barry, Mara Sannia y Ros del Olmo
* En la actividad se utilizan luces estroboscópicas

Una coreografía entre cuatro bailarinas en la que el movimiento de los cuerpos negocia los regímenes de visibilidad, reconocimiento y acceso, contingentes a la sociabilidad homo y heteronormativa. Se activa mediante el baile una tensión relacional, la performance pretende combinar la intensidad afectiva cuir y los elementos de violencia que la constituyen con el fin de dar cuenta de sus posibilidades políticas. Creada ad hoc para esta sesión por artistas que han participado los talleres del programa, la performance utiliza una base sonora, la iluminación como recurso visual y una proyección simultánea, junto a materiales producidos en el marco del taller “La Sociedad del Terror” con Maria Fernanda Ampuero.

 

Inauguración El Sueño de Frankenstein. 20.30 h. 
Coco Guzmán de la mano de Magui Dávila 

La obra de Coco Guzmán está plagada de monstruos. Sirenas bigotudas, minotauras, seres rizomáticos, fantasmas aparecidos, cuerpos de brazos descomunales, piernas con tres rodillas, caras con tres ojos, dragones, zombies y también franskesteins. En concreto este frankestein surge tras la lectura de “My words to Victor Frankestein above the Village of Chamonix: performing Transgender Rage” (1993) de la historiadora transgénero Susan Stryker. ¿Quién es Frankenstein sino un monstruo que encarna la temática miedo, amor y revolución propuesta en este programa? Este Frankestein que duerme o parece dormir es un monstruo trans*, cuyo despertar inminente conllevará la aniquilación de la sociedad en la que vivimos. Quizás ocurra cuando lo vengas a ver y entonces te preguntará de qué lado estás.

 

Emoción no deseada. 20.45 h. 
Akibeel (live)
industrial, noise, drone, breaks
* En la actividad se utilizan luces estroboscópicas

Esta sesión en formato live expresa formas de violencia sónica que afectan al cuerpo y rememora episodios de miedo vividos. Mediante grabaciones de campo, diseño de síntesis y programación de patrones rítmicos que alternan atemporalmente entre lo tribal y lo sintético. Busca una identidad en el sonido industrial, los ritmos rotos e investiga entre frecuencias y ambientes.

 

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El Sueño de Frankenstein 
Coco Guzmán 

“En mi trabajo la presencia del monstruo siempre conlleva una mirada crítica sobre la sociedad que teme a ese monstruo: ¿existe el monstruo o es un ser monstruizado por no encajar en los valores normativos de la sociedad? 

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Foto "El Sueño de Frankestein: Arde, Arde" (2022) para la exposición El Mundo Imperfecto en el espacio Salamander (Miami, EE.UU)

 

Entiendo aquí el monstruo como un ser que provoca miedo, rechazo, abyección, violencia: es decir un ser cuya propia existencia justifica la violencia que se ejerce contra él. Un ser deviene monstruo, se hace monstruo a través de los ojos y de los golpes de la sociedad que lo aniquila. No diré que el monstruo es un ser deshumanizado, porque no creo que ser humano sea aquello a lo que aspirar ni lo que nos hace merecedor de respeto, y porque es un término vacío de significado como ya demostraron Hannah Arendt, Giorgio Agamben y Achille Mbembe en su análisis de lo que esconde nociones como Derechos Humanos. 

Como Susan Stryker menciona en su texto, y María Fernando Ampuero me recordó en una conversación, en “Frankestein o el moderno Prometeo” (1818) Mary Shelley describe a un ser sumamente inteligente, muy lejos de la imagen del monstruo con tuercas en la cabeza creada para el cine por James Whale (1931). Este ser, que es creación de y además es (metaforicamente) el propio Doctor Víctor Frankestein, aprende a hablar, aprende a comunicarse, aprende las reglas de comportamiento de la sociedad normativa que pese a todo, lo monstruoriza y lo persigue con antorchas por las calles para destruirlo. Todos los intentos de Frankestein (el monstruo) de fundirse en la normatividad de la sociedad son obviamente inútiles. Y sólo la rabia, la ira, nos dicen Susan Stryker y Mary Shelley, proporcionan una posibilidad de supervivencia. Stryker utiliza la ira de Frankestein, ese ser construido artificialmente, para explicar la rabia transgénero como “una respuesta emocional a las condiciones que hacen imperativo adoptar, por nuestra propia supervivencia como sujetos, un conjunto de prácticas que precipitan nuestra exclusión de una forma de existencia naturalizada que desea mantenerse como la única base posible de ser sujeto”. Es decir, me cabreo por la violencia que se comete contra mi y me cabreo por tener que actuar de maneras que me hacen ponerme en peligro o que me excluyen aún más, para poder ser yo mismx. 

“¿Somos creíbles? ¿Somos increíbles?” nos pregunta lx artistx y escritor trans italianx Filo Sottile en su texto La Monstruositrans. ¿Quién cree a Frankestein? ¿Quién piensa que es un ser increíble en el sentido de imposible y quién cree que es increíble en el sentido de fascinante? ¿Somos imposibles de creer o somos imposibles de existir? O somos aquellxs que una vez que nos ves, no puedes dejar de vernos. Preparaos, quizás estemos ya llegando a la lengua helada del glaciar de Chamonix.

Hay otro significado del término monstruo, y es aquel que nos viene de su raíz etimológica latina monere, advertir. El monstruo actúa como una advertencia de que algo va a ocurrir, algo va a cambiar, y eso produce miedo en una sociedad solidificada en sus creencias. El monstruo es una visión de una constelación de posibilidades, no sólo que están al llegar, sino que están aquí y siempre han estado. El monstruo es un terremoto y una utopía: aquello que hace temblar los cimientos normativos de la sociedad y apunta en múltiples direcciones para que nos agitemos. Frankestein el monstruo rechaza seguir intentando “integrarse” en una sociedad que desea aniquilarlo y decide convertirse en la amenaza que acorrala poco a poco al Doctor Frankestein, que empieza a ver al monstruo en cada sombra y cada esquina. Finalmente, el monstruo encuentra a su alter ego, el doctor, en el improbable lugar que es el glaciar del Mont Blanc en Chamonix y desde allí se lanza a contarle varias verdades a la cara al científico, que sabe que no saldrá vivo de esta charla.

En el Sueño de Frankestein esa sensación de inminencia es la preponderante. Quizás el monstruo duerme o se hace el dormido, quizás esté a un instante de despertarse y acabar con todo. Y si así fuese ¿qué harías tú? ¿de qué lado estarías? 

Este Frankestein, monstruo agente del miedo que se niega a ser normal, asume contraatacar a la sociedad que lo violenta. Es un monstruo creado, como en la novela, por distintos trozos de cuerpos, por mis memorias, por los detalles que se cuelan en las historias y parecen insignificantes hasta que no lo son, por canciones, lecturas de novelas de terror y teoría trans*/cuir, por cosas que simplemente me gusta dibujar sin saber porqué. Este monstruo además se ha alimentado de las conversaciones y la prácticas llevadas a cabo por lxs participantes en los talleres de Laia Abril, Alaa Satir y Maía Fernanda Ampuero organizados por Intermediae en torno a la temática Miedo, Amor y Revolución. Desde la cuestión de las imágenes que nos provocan miedo a la acción callejera, al dibujo como estrategia de denuncia contra la violencia sistémica, a las narrativas de nuestros miedos personales materializados en miedos extraordinarios y sociales, de todo eso aprendió este Frankestein y lo integró a su sueño. 

Frankestein está ya despertándose, se despereza, extiende su mano izquierda, abre los ojos, los cierra. Un segundo más de sueño. Ya casi estamos en Chamonix.”

 

Coco Guzmán,  noviembre de 2022

 

 

 

PARTICIPANTES: 

Magui Dávila (las lindas pobres) trabaja en autoedición gráfica y sonora. Estudió Artes Visuales enfocándose en la imagen y sonido en directo (dj+vj); en el Máster de Historia del Arte Contemporáneo del MNCARS comenzó una investigación sobre se enfoca en los ritmos deep de bajos y bombos de la diáspora del sur, lo que llama techno marrón y que acaba de presentar como tesis doctoral en la Universidad Autónoma de Madrid. Ha comisariado la exposición Manuales de reparación y sonidos cósmicos, autoediciones para sanar el mundo entero y Estoy construyendo mi estructura geodésica de poder en MACBA, Barcelona; los programas: Corrimientos de Voces, Arbustos, Sustancias, Pelos y Ruidos, InternaturalTechnoWaves para Picnic Sessions CA2M, Madrid. Se encarga del arte del Festival She Makes Noise en La Casa Encendida. Es mitad en deleteD_action_sound un dúo de música electrónica de baile lento y trabaja en producción en clubes de Madrid.

Álvaro de Fresno (Madrid, 1999) es un artista e investigador afianzado entre Madrid y Londres. Su práctica artística emplea estrategias oposicionales de lectura, técnicas de camuflaje y traducciones opacas mediante gestualidades menores para saturar o inhibir las relaciones entre alteridad, inteligibilidad y valor. Su obra ha sido premiada por la Sid Motion Gallery (2022) y expuesta en el Instituto Cervantes de Londres (2022), la Juan Gallery (2021), la Tate Modern (2019) y el Espacio Balmes (2019). Otros espacios donde ha colaborado son Field Notes Journal, Auto Italia South East, ArtMonthly, MayDay Radio y Radio Relativa.

Coco Guzmán (Murcia, 1979) es unx artista queer que investiga historias liminales que emergen de contexto de violencia política. Utilizando el dibujo y la instalación, el trabajo de Coco sirve como recipiente de historias que se mantienen escondidas pero que viven en nuestro día a día, como memorias corporales o como susurros al oído. A través de un proceso interdisciplinario en el que se mezclan teoría crítica, comics, estrategias queers, investigación de archivos, observaciones y conversaciones con amiguxs, la obra de Coco invoca historias latentes que invitan a los espectadorxs a preguntarse quiénes son y en qué sociedad vivimos. El trabajo de Coco Guzmán ha sido expuesto en las Américas y en Europa, entre otros en CentroCentro Madrid (España), la Bienal de Quebec (Canadá), la Bienal de La Habana (Cuba) y el festival Encuentros (México). Coco actualmente reside en Madrid (España).

Eduardo Mascías aka Akibeel es dj y productor de música electrónica. Bajo el proyecto Akibeel trabaja el industrial y los sonidos más crudos. Es mitad en deleteD_action_sound un dúo de música electrónica de baile lento. Ha trabajado como dj en la escena rave y de club bajo los alias EMG, Blacknob y Dr.Chow. Coordina su propio sello Dusk & Waves y está trabajando en la edición del álbum “Unwanted Emotion”.

Daniel Florez (Madrid, 1997) es un performer y travesti cuya práctica escenifica la conjunción de las categorías de clase, género, raza y sexualidad, empleando técnicas acumulativas de exceso, significación y melodrama. Al mismo tiempo, sus performances se caracterizan por atender a las políticas espaciales que constituyen el ocio en la nocturnidad transmaribibollera, insistiendo en modelos alternativos de auto-gestión y clandestinidad.

Mamadou Lamine Barry (1997) es un artista migrante guineano afianzado en Madrid. Su obra gira alrededor de la danza,  la performance y la música, tratando una amplia diversidad de temas como son la migración, el mediterraneo, la cultura popular guineana, el racismo y la disidencia sexual.

Inés Plasencia Camps es comisaria, investigadora y gestora cultural. Máster en Historia del Arte Contemporáneo y Cultura Visual y Doctora en Historia y Teoría del Arte por la Universidad Autónoma de Madrid. Actualmente es profesora asociada en esta universidad e imparte clases en Duke University in Madrid. Sus principales líneas de investigación son las artes visuales, los estudios poscoloniales, la cultura visual del colonialismo y sus continuidades, aplicados a debates, preguntas y formas de cuestionar críticamente la contemporaneidad. En la actualidad la exploración del miedo a través de la prácticas artísticas y culturales contemporáneas se sitúa en el centro de su trabajo. Colabora habitualmente con numerosas instituciones, como Tabakalera (Donostia), el Instituto Valenciano de Arte Moderno, donde dirigió el Congreso Internacional “Norma y disidencia”, o el Museo Reina Sofía, donde formó parte del equipo de investigación y conceptualización del proyecto “Repensar Guernica” (2015-2017), inserto en los debates contemporáneos en torno a las humanidades digitales y el archivo, y donde recientemente ha comisariado la exposición “Con tres heridas yo” (2020). Habitualmente forma equipos curatoriales variables para el desarrollo de sus proyectos, incluyendo otros expertises, voces y sensibilidades que trascienden la perspectiva autoral curatorial, articulando espacios colectivos críticos de acción y pensamiento.

Mara Sannia (Madrid, 1998) es creadora y artesana, produciendo desde la multidisciplinariedad artística, reivindicando desde lo textil, el bordado, la escritura y la pintura, los afectos queer y las vidas cotidianas. Experimenta y trabaja nuevas formas de gestión cultural, desde el colectivo del que forma parte, POMPA, y desde su espacio de trabajo, Espacio A13.

Ros Del Olmo (Madrid, 1997)  articula su práctica artística desde la investigación sobre posibles habitabilidades cuir, la poesía, la performance colectiva y la gestión cultural. El colectivo Las Urracas del que forma parte ha producido y dirigido el programa de radio experimental "A quien no le guste el amor que mira pa otro lao” (2020-2021) y desde la Plataforma cultural BajoTeja co-dirige programas de escritura comunitaria desde el entorno rural abulense. Ha publicado en antologías de los sellos editoriales Torremozas y Huerga & Fierro, entre otros, y estudia en el Dutch Art Institute (DAI).

 

Accesibilidad

Sonido amplificado

Iconos de accesibilidad proporcionados por Teatro Accesible